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Böcker av Gertrudis Gómez de Avellaneda

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  • av Gertrudis Gómez de Avellaneda
    260,-

    Este Diario de amor es un testimonio del ideario sentimental de su tiempo. Este libro contiene una autobiografía y una serie de cartas; puede ser leído como una narración amorosa, como un estudio de la seducción y sus estrategias o incluso como vindicación de la condición femenina. Aquí se narran las vivencias amorosas de la estancia de Gertrudis Gómez de Avellaneda en España. Se trata de la exposición de una vida a la manera del romanticismo, notoria en la pasión sentimental, en la emotividad reflejada en una prosa estilizada. Resulta irónico que esta autobiografía de la Avellaneda fuese escrita como un libro de confesiones dirigido a su amante Ignacio Cepeda, con el propósito de saciar su curiosidad.Cuando Avellaneda conoció a Ignacio ella apenas tenía veinticinco años y parecía consciente de que un exceso de lucidez podría apartarla de su amante. Sin embargo, tras estos cumplidos, unas páginas después la Avellaneda se muestra más sincera y descarnada; sus comentarios muestran una percepción fría y racional de su amante que no nada tiene que ver con la pasión amorosa: ¿Sabes que nada tienes de galante? Eres singular. Tu talento se eclipsa a las veces de una manera inverosímil. Escucha: tú no me has conocido sino por una de mis faces: por la de mi corazón; ignoras que si yo quisiera consultar solamente mi talento y mi conocimiento del corazón humano; si dejase obrar a mi vanidad de mujer y a mi experiencia de filósofo, ni tu amor a esa que lloras, ni tu calma, ni tu hastío, ni nada te salvaría, a ti que quieres salvarme. Sí; yo te dominaría con mi cabeza fría; te subyugaría a mi placer; te volvería loco si se me antojase.

  • av Gertrudis Gómez de Avellaneda
    146,-

    La Autobiografía de Gertrudis Gómez de Avellaneda, es en realidad la primera serie de cartas íntimas dirigidas a Ignacio de Cepeda, abogado y escritor.Las cartas aquí reunidas empiezan el 23 de julio de 1839 y la última que se conserva es del 26 de marzo de 1854.En su Autobiografía, Gómez de Avellaneda relata su vida hasta el momento de la redacción, cuando contaba con veinticinco años de edad. La autora expresa su sentimiento amoroso hacia el mencionado Cepeda y, al mismo tiempo, manifiesta su naturaleza como escritora romántica.Son cartas íntimas dirigidas a un solo destinatario, exigencia que queda patente desde el principio. Avellaneda le implora a su receptor que respete las dos condiciones que manifiesta en su relación epistolar. Primera: que el fuego devore este papel inmediatamente que sea leído. Segunda: que nadie más que usted en el mundo tenga noticia de que ha existido.Sin embargo, una vez fallecido el destinatario, el catedrático onubense Lorenzo Cruz de Fuentes editó en 1907, por mediación de la viuda de Cepeda, María de Córdova y Govantes, la colección de cartas de la escritora destinadas a la privacidad. Con ello se hace público lo privado.

  • av Gertrudis Gómez de Avellaneda
    246 - 416,-

  • av Gertrudis Gómez de Avellaneda
    200,-

    A LAS ESTRELLASReina el silencio: fúlgidas en tanto luces de paz, purísimas estrellas, de la noche feliz lámparas bellas, bordáis con oro su luctuoso manto.Duerme el placer, mas vela mi quebranto, y rompen el silencio mis querellas, volviendo el eco, unísono con ellas, de aves nocturnas el siniestro canto.¡Estrellas, cuya luz modesta y pura del mar duplica el azulado espejo! Si a compasión os mueve la amarguraDel intenso penar por que me quejo, ¿Cómo para aclarar mi noche oscura no tenéis ¡ay! ni un pálido reflejo?

  • av Gertrudis Gómez de Avellaneda
    276,-

    Amigo mío:La confesión, que la supersticiosa y tímida conciencia arranca a un alma arrepentida a los pies de un ministro del cielo, no fue nunca más sincera, más franca, que la que yo estoy dispuesta a hacer a usted. Después de leer este cuadernillo, me conocerá usted tan bien o acaso mejor que a sí mismo. Pero exijo dos cosas. Primera: que el fuego devore este papel inmediatamente que sea leído. Segunda: que nadie más que usted en el mundo tenga noticias de que ha existido.Usted sabe que he nacido en una ciudad del centro de la Isla de Cuba, a la cual fue empleado mi padre el año de nueve, y en la cual casó, algún tiempo después, con mi madre, hija del país.No siendo indispensables extensos detalles sobre mi nacimiento para la parte, de mi historia, que pueda interesar a usted, no le enfadaré con inútiles pormenores, pero no suprimirá tampoco algunos que puedan contribuir a dar a usted más exacta idea de hechos posteriores.Cuando comencé a tener uso de razón, comprendí, que había nacido en una posición social ventajosa: que mi familia materna ocupaba uno de los primeros rangos del país, que mi padre era un caballero y gozaba de toda la estimación que merecía por sus talentos y virtudes, y todo aquel prestigio que en una ciudad naciente y pequeña gozan los empleados de cierta clase. Nadie tuvo este prestigio en tal grado: ni sus antecesores, ni sus sucesores en el destino de los comandantes de los puertos, que ocupó en el centro de la isla; mi padre daba brillo a su empleo con sus talentos distinguidos, y había sabido proporcionarse las relaciones más honoríficas en Cuba y aun en España.

  • av Gertrudis Gómez de Avellaneda
    506,-

    La muerte de Maximiano I colocaba en la frente de Carlos V la corona imperial de la Alemania, y mientras el nuevo César recibía el cetro en Aquisgrán, y la España, presa de la codicia y la arbitrariedad de algunos flamencos, ardía en intestinas disensiones, el genio osado y sagaz de Hernán Cortés, ensanchando los límites de los ya vastos dominios de aquel monarca, lanzábase a sujetar a su trono el inmenso continente de las Indias occidentales.En vano Diego Velázquez, arrepentido de haberle entregado el mando del ejército, temeroso de su osadía y envidioso de su fortuna, quisiera detenerle en su rápida y victoriosa carrera; en vano también habían conspirado sordamente contra él enemigos subalternos.Verificando política y oportunamente en Veracruz la dimisión del cargo conferido y revocado por Diego Velázquez, había conseguido el astuto caudillo asegurarse el mando que anhelaba y en el cual se sostuviera hasta entonces con mas osadía que derecho.

  • av Gertrudis Gómez de Avellaneda
    110,-

    43 componimenti di una grande poetessa morta, e sepolta, in terra di Spagna; amata dai propri concittadini cubanidi Camaguey in particolare. Tanti onori in vita ma quasi dimenticata in morte.

  • av Gertrudis Gómez de Avellaneda
    446,-

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