av Joshua Arguello
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Miedo, risas y complicidad. En este oficio, nadie se salva. Mi nombre es Vanessa, la voz omnisciente de este libro, no tengo rostro. ¿La razón? Tengo tantos como anécdotas en estas páginas.Tal como cualquier metrópolis, Nueva York es un cóctel, a veces dulce y otras veces incendiario. Nadie está exento de vivir peripecias en esta ciudad... mucho menos cuando eres una cleaner.Mi llegada al rubro de la limpieza fue obra del azar. Dos personas, decididas a compartir conmigo en una sociedad, me abrieron las puertas a este mundo. El absurdo, de la mano de lo insólito, revistieron muchas de mis visitas de limpieza que, de no ser por la acción del tiempo, podrían contarse en un tono más serio e incluso incómodo.Luego decidí crear Homey, mi empresa de limpieza. Pese a no estar de lleno en la primera línea, no he parado de sorprenderme. Cada día, sin excepción, tiene el mismo potencial de convertirse en un dulce recuerdo o, todo lo contrario, uno amargo. Escuchar a mis chicas me lo confirma. La verdad, o al menos la nuestra, es una: diariamente giramos una ruleta, donde el azar premia o golpea a conveniencia.