Dos ideas subyacen en la composición de este libro. Una, la presunción de que en la complejidad posmoderna, las universidades han marginado u omitido las narrativas del sujeto y su entorno humano con respecto al pensamiento crítico, dando prioridad a la opinión del filósofo, sabio, experto o científico. La segunda idea es la certeza de que la acción pedagógica requiere congruencia entre los elementos ontológicos, epistemológicos y empíricos que la sustenten. Por eso, más allá de discutir si enseñamos el pensamiento crítico o contribuimos a desarrollarlo, el propósito de la obra es presentar una definición de pensamiento crítico para el accionar pedagógico de la universidad postmoderna. Un enunciado construido a partir de actitudes, creencias, experiencias, pensamientos y reflexiones de informantes vinculados al ámbito universitario en general; las cuales se encuentran verbalizadas en respuestas a las interrogantes: ¿Qué es pensamiento crítico?, ¿para qué pensar críticamente, hace falta, es necesario?, ¿qué nos hace críticos?, ¿pueden formarse individuos críticos y ¿quieren los estudiantes ser formados como individuos críticos?
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