av Miguel Angel Herrera Parra
726,-
El Pueblo de Dios, que camina en Chile El pueblo de Dios, que camina en Chile, se quedó dormido, con una ilusión, de que sus pastores, morirían por él, cual bravos profetas, en su fiel misión. De un país de hermanos, de la solidaridad, de seres cercanos, de fraternidad, en muy pocos años, se pasó a la libertad, de elevar las manos, en santa piedad. De las comunidades, a las jerarquías, del poder servir, al poder del poder, de jornadas y festivales, a las largas letanías, de la ¿lucha por vivir¿, a la ¿dicha del tener¿. De pastores respetados, a esos jerarcas funados, de valientes venerados, a personajes odiados, de laicos empoderados, a fieles desconectados, de cristianos insertados, a seres atomizados. El pueblo de Dios, que camina en Chile, se quedó en el antes, y no asume el hoy, vivió de sus glorias, se alejó y deprime, pecó de soberbia, volverá a lo humilde. Con laicos alegres, feliz bautizados, se gesta el presente, y un tiempo mejor, con fieles valientes, con ganas y osados, con Cristo en la frente, les dará el valor.