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  • av Juan Ruiz de Alarcon y Mendoza
    186,-

  • av Juan Ruiz de Alarcon y Mendoza
    236,-

    Las paredes oyen es una expresión procedente de la Francia de la segunda mitad del siglo XVI. Segun cuenta la historia, Catalina de Médicis hizo construir conductos acústicos en las paredes de sus palacios, para oír lo que se hablaba en las otras habitaciones y así saber si se conspiraba en su contra. Esta pieza homónima cuestiona la mentira patológica y la maledicencia compulsiva del personaje de don Juan, quien para conquistar a Ana pretende injuriarla. Mientras, el virtuoso don Mendo en quien algunos han visto al propio autor, observa despechado los acontecimientos. Don Mendo, doña Ana, Beltrán y el Conde aparecen en otras obras de Ruiz de Alarcón como La prueba de las promesas, El examen de maridos, El tejedor de Segovia, Los pechos privilegiados, Ganar amigos y La verdad sospechosa. La comedia tiene un trasfondo astrológico. Los planetas y signos evocados en el texto marcan un entorno mitológico y celestial regido por la Fortuna.

  • av Juan Ruiz de Alarcon y Mendoza
    186,-

    Don Mendo, doña Ana, Beltrán y el Conde aparecen en otras obras de Ruiz de Alarcón como La prueba de las promesas, El examen de maridos, El tejedor de Segovia, Los pechos privilegiados, Ganar amigos y Las paredes oyen.

  • av Juan Ruiz de Alarcon y Mendoza
    186,-

  • av Juan Ruiz de Alarcon y Mendoza
    186,-

    Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza (1581-1639). México.Nació en México y vivió gran parte de su vida en España. Era hijo de Pedro Ruiz de Alarcón y Leonor de Mendoza, ambos con antepasados de la nobleza. Estudió abogacía en la Real y Pontificia Universidad de la Ciudad de México y a comienzos del siglo xvii viajó a España donde obtuvo el título de bachiller de cánones en la Universidad de Salamanca. Ejerció como abogado en Sevilla (1606) y regresó a México a terminar sus estudios de leyes en 1608.En 1614 volvió otra vez a España y trabajó como relator del Consejo de Indias. Era deforme (jorobado de pecho y espalda) por lo que fue objeto de numerosas burlas de escritores contemporáneos como Francisco de Quevedo, que lo llamaba «corcovilla», Félix Lope de Vega y Pedro Calderón de la Barca.

  • av Juan Ruiz de Alarcon y Mendoza
    186,-

    Don Mendo, doña Ana, Beltrán y el Conde aparecen en otras obras de Ruiz de Alarcón como La prueba de las promesas, El examen de maridos, Las paredes oyen, Los pechos privilegiados, Ganar amigos y La verdad sospechosa.

  • av Juan Ruiz de Alarcon y Mendoza & Ruiz De Alarcn y Mendoza Juan Ruiz De Alarcn y Mendoza
    186,-

  • av Juan Ruiz de Alarcon y Mendoza
    186,-

  • av Zeferino Gonzalez
    930,-

    La causa principal originaria es un discurso pronunciado por Zeferino Gonzalez tras ser elegido miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Politicas en 1873. Zeferino empieza exponiendo su tema sin tapujos:"e;La causa principal originaria ya que no nica, del malestar que esteriliza y detiene la marcha de la sociedad por los caminos del bien, es esa gran negacin oculta y encarnada en el principio racionalista, es la negacin de Dios, principio generador del mal en todas sus formas."e;Para luego desarrollar su argumento y hacer un recorrido por la traducin filosfica de Occidente, con nfasis particular en el racionalismo:"e;Europa atraviesa una crisis profunda y universal: lleva en su seno elementos heterogneos y opuestos, que determinan en sus entraas un gran movimiento de fermentacin, movimiento que se revela al exterior por amenazantes sntomas y terribles convulsiones. Al lado del principio cristiano y de los elementos evanglicos que le dan fuerza y vida, descbrense en ella instituciones ateas, ideas materialistas, rebelin satnica de la ciencia y de los hombres contra Dios, al cual se pretende arrojar del mundo y de la sociedad; en una palabra: el principio pagano en todas sus formas, luchando y reaccionando contra el principio cristiano."e;

  • av Jose Zorrilla & Jos Zorrilla
    266,-

  • av Jose Zorrilla
    260,-

  • av Jose Zorrilla
    130,-

    Cada cual con su razon, de Jose Zorrilla, es una comedia en tres actos y en verso, y uno de los tres dramas del autor escritos y representados en 1840.

  • av Jose Marmol
    526,-

    En 1844 Jose Marmol publico la primera parte de Amalia, novela autobiografica y de costumbres con marcado trasfondo politico considerada una obra de referencia en el romanticismo social. El 4 de mayo de 1840, a las diez y media de la noche, seis hombres atravesaban el patio de una pequea casa de la calle de Belgrano, en la ciudad de Buenos Aires. Llegados al zagun, oscuro como todo el resto de la casa, uno de ellos se para, y dice a los otros:-Todava una precaucin ms. -Y de ese modo no acabaremos de tomar precauciones en toda la noche -contesta otro de ellos, al parecer el ms joven de todos, y de cuya cintura penda una larga espada, medio cubierta por los pliegues de una capa de pao azul que colgaba de sus hombros. -Por muchas que tomemos, sern siempre pocas -replica el primero que haba hablado-. Es necesario que no salgamos todos a la vez. Somos seis; saldremos primeramente tres, tomaremos la vereda de enfrente; un momento despus saldrn los tres restantes, seguirn esta vereda, y nuestro punto de reunin ser la calle de Balcarce, donde cruza con la que llevamos. -Bien pensado. -Sea, yo saldr delante conMerlo, y el seor -dijo el joven de la espada a la cintura, sealando al que acababa de hacer la indicacin. Y diciendo esto, tir el pasador de la puerta, la abri, se emboz en su capa, y atravesando a la vereda opuesta con los personajes que haba determinado, enfil la calle de Belgrano, con direccin al ro. Los tres hombres que quedaban salieron dos minutos despus, y luego de haber cerrado la puerta, tomaron la misma direccin que aqullos, por la vereda determinada.

  • av Jose Gumilla
    386,-

    Historia natural, civil y geografica de las naciones situadas en las riveras del rio Orinoco fue escrita por Jose Gumilla tras vivir America donde se intereso por el estudio de la historia natural, mientras, como miembro de la Compania de Jesus, se enfrascaba en la evangelizacion.

  • av José de Espronceda
    186,-

    En Amor venga sus agravios Jose de Espronceda relata la historia de Clara, marquesa de Palma, quien venga la muerte de su amado Pedro de Figueroa. Enmarcada dentro de la estetica del romanticismo espanol del siglo XIX, ciertos ambientes de esta obra: las bacanales, y los claustros sombrios recuerdan a El estudiante de Salamanca.

  • av Guillén de Castro Y Bellvis
    200,-

  • av Godofredo Daireaux
    246,-

    Recuerdos de un hacendado es un retrato de la vida de Godofredo Daireaux en su estancia en la Argentina del siglo XIX. Fragmento de la obraEl mayordomoEst vendida la estancia. Han venido a recibirse de ella dos hermanos, rubios, jvenes, con muchas pecas en la cara, polainas en las piernas y gorrita de pao a cuadros en la cabeza. Ellos son, al mismo tiempo, los dueos y administradores. Hablan espaol con mucho acento ingls, pero se hacen entender bien, por lo dems, hablan poco. Al mayordomo viejo, un criollo nacido en ese mismo campo, cuando los indios todava pegaban a menudo sus malones, y que ha plantado por su mano los sauces ms viejos que dan a la casa su sombra, le han declarado que no necesitan sus servicios, y que, ya que se han contado las haciendas e inventariado el material, se puede l retirar con la familia, cuando guste. No le han negado, hasta le han ofrecido algunos das para buscar su comodidad, y el viejo les ha dado las gracias. Bien saba l, haca tiempo, que la estancia estaba vendida; que el patrn viejo haba muerto que estaba medio embarullada la testamentara y que los hijos no haban podido guardar esta propiedad. Pero, mientras iban desarrollndose con lentitud los mil trmites de ley, all, en la ciudad, l segua cuidando los intereses como siempre lo haba hecho. Un sueldito, una habitacin pequea, sus modestos gastos de vida pagados; si necesitaba cien pesos, jams se los negaba el patrn, sobre todo que las cuentas nunca se arreglaban del todo. Haba tanta confianza entre el patrn y l! l le deca "e;patrn"e;, porque al fin la estancia era de l; pero haban sido compaeros siempre.

  • av Francisco de Rojas Zorrilla
    186,-

    Sin honra no hay amistad. Francisco de Rojas Zorrilla Fragmento de la obraJornada primera(Sale don Antonio, de estudiante.)Don Antonio: Fuente clara, imagen frade mi triste elevacin,cristalina imitacinde toda la pena ma,templa, vence la osadacon que te vas a perder,no se quiera parecertu raudal a mi sentir,pues ya empiezas a moriry no acabas de nacer. Ese tu curso violentono es conforme a mi rigor,pues naciendo mi dolor,nunca muere mi tormentofuente, este mal que yo sientotanto se apresta inmortalen mi deshonor, y talme ayudaba a vivir esquivo,que todo el tiempo que vivoes porque vive mi mal. Cuando hay ponzoa admitidaen un infeliz amor,la violencia del dolores triaca de la vida,y a tu corriente perdidala vuelves a reducir,t y mi mal he de argirque no os podis parecer,pues mueres para nacery l nace para vivir.

  • av Francisco de Rojas Zorrilla
    190,-

    Progne y Filomena. Francisco de Rojas ZorrillaFragmento de la obraJornada primera(Sale Filomena llorando y Hiplito.)Hiplito: Deja el llanto, Filomena,que si es alivio, es rigorque por templar un dolorme causes a mi una pena. Los ojos tuyos serena,no los quiera tu piedadaplaudir con vanidadde cielos en tus desvelos,que para ver que son cielosles sobra la tempestad. No bien destilado exhalesaljfar de ms valor:si el llanto es seal de amor,no derrames las seales;comuncame tus males,sea el dolor repartido,al paso que fue sentido;y si con fuego velozhiere tu pena a mi voz,hiera tu voz a mi odo. Cuando a los ojos prefierestanto dolor reprimido,Lloras porque me has queridoo lloras porque me quieres?que es condicin de mujeresno ser constantes infiero,yo, pues que a tus rayos muero,una pregunto y mil veces,Lloras porque me aborreces,o por quFilomena: Porque te quiero;Cmo, di, puedes dudarlo que en mi llegas a ver?Quin llora de aborrecer,y quin no llora de amar?tu sospecha he de culpar,y que propongas me espantotanta duda, dolor tantoen quien llora y quien suspira;porque el odo arguye ira,y el amor supone llanto.

  • av Francisco de Rojas Zorrilla
    186,-

    Peligrar en los remedios. Francisco de Rojas ZorrillaFragmento de la obraJornada primera(Salen Violante y Celia.)Celia: Deja ese llanto, Violante,y mira que no es raznquitrsele al coraznpara drsele al semblante. No te convenza el dolor,y guarda en estos desvelosel sentir para los celos,pero no para el amor. Mira que es accin erradaponer a riesgo tu vida;Qu has de hacer aborrecidasi ests llorando adorada?Violante: Aunque tu celo procuraatajarme esta pasin,tienen muy antigua uninla desdicha y la hermosura. Mas solo porque no ignoreslo que en mi dolor previenes,yo estoy deseando desdenescomo otras damas favores. Nadie me ve, oh Celia bella,que en mi fuego no se apura,o ya lo haga mi hermosurao lo disponga mi estrella. De cuatro a un tiempo queriday de uno solo pagada,traigo la pasin turbaday temerosa la vida. Difcil asalto emprendenal muro del corazn;oye, y te dir quin sonlos cuatro que me pretenden. El Rey mi favor deseacon ms cauteloso ardor,y a su batalla de amores mi recato trinchea. Carlos, su hermano, el Infante,es a quien adoro yo,no solo obligada, no,sino rendida y amante,roca a la fuerza del hado,pues yeme lo que digo:Carlos tiene un grande amigoy el Rey tiene mi gran privado. El privado, poco atentoa las rdenes del Rey,hace de su afecto leyy amor de su pensamiento,como inadvertido ignoraque el Rey me adora y estima,y el Rey su esperanza animay el vasallo su amor llora;y sin ser comunicadoentre los dos este amor,ni es el vasallo traidorni el Rey tampoco injuriado.

  • av Francisco de Rojas Zorrilla
    186,-

    No hay ser padre siendo rey. Francisco de Rojas ZorrillaJornada primera(Salen el Rey y acompaamiento, con memoriales, el Duque, Alejandro y Rugero, hijos del Rey.)Rey: Una silla me llegad;la gota me trae sin mRugero: La silla tienes aqu Alejandro: Sintese tu majestad. Rey: (Aparte.) (Para males tan prolijos,que a mis dos brazos iguala,dos bculos me sealami vejez en mis dos hijos. Bien que impropio se desmienteentre los dos mi retrato,pues ste tiene de ingratolo que estotro de obediente. Reirle pienso otra vez,pues ser buena ocasin.)Hijos, paciencia, stas sonpensiones de la vejez. (Sintase.)Rugero: (Aparte.) (Que el Rey me estorbase asAlejandro: (Aparte.) (Que ahora el Rey me estorbase!)Rugero: (Aparte.) (Que esto sufra!)Alejandro: (Aparte.) (Que esto pase!)Rugero: (Aparte.) (Pero saldremos de aqu)(Llegue el Duque por un lado a hablar al Rey.)Duque: Seor?Rey: Qu decs?Duque: Mirad,que han reido en este instanteel Prncipe y el Infante. Rey: Ya lo s, Duque, callad. Duque: Porque remediis lo digola causa de tantos males. Rey: Ya os entiendo; memoriales;no quede nadie conmigo. (Vayan dando memoriales, y hace que se va Rugero.)Rugero: Voime, pues vengarme espero. Alejandro: La defensa es natural. (Vase.)Duque Yo cumpl con ser leal. (Vase.)Rey Esperad; no os vais, Rugero. Rugero (Aparte.) (Hay tal vejez! Vive DiosQue esto consiento!, esto escucho!)Qu mandis?Rey Yo tengo mucho,Prncipe, que hablar con vos. Rugero Obedeceros intento. (Aparte.) (Largo ha de ser el sermn.)Rey (Aparte.) (Dios temple su condicin.)Estadme, Rugero, atento. Seis aos pienso que harque mi esposa y madre vuestraa ser mejor cortesanase parti a mayor esfera,dejando a este reino tristela admiracin ms suspensa,la imaginacin con ojos,y la emulacin sin lengua;y a m con ser quien la pierde,consolado, que es violenciaculpar, siendo oficio suyo,a la muerte lo que lleva,puesto que nos da de graciatodo aquello que nos deja. Decs que estoy ya muy viejo(decs muy bien) y que fuerarazn que aquesta coronapusiera en vuestra cabeza. Esto ha de salir de mque el gobierno y la grandezano consiste en procurarla,sino solo en merecerla. Sabis a lo que se exponeel que un imperio gobierna?No hay cosa bien hecha en lque a los suyos lo parezca:Si es justo, cruel le llaman;si es piadoso, le desprecian;prdigo, si es liberal;avaro, si se refrena;si es pacfico, es cobarde;disoluto, si se alegra;hipcrita, si es modesto;es fcil, si se aconseja. Pues si la virtud no bastaal que la virtud conservavos, todo entregado al ocio,al apetito y torpeza,mal podris vivir buen reysi aun ser bueno no aprovecha.

  • av Francisco de Rojas Zorrilla
    186,-

    No hay amigo para amigo. Francisco de Rojas ZorrillaFragmento de la obraJornada primera(Salen don Luis, galn, y Fernando, su criado.)Don Luis: Buena maana!Fernando: Extremada!nunca ha salido el auroratan hermosa como ahora. Don Luis: Por quFernando: No viene afeitada:ya se quit el negro manto,y ya no sale llorosa,Don Luis: Si quiere estar ms hermosadila que no deje el llanto. Fernando: No lo entiendo. Don Luis: Fcil eslo que en tu duda prefieres;si experimentarlo quierescuando enamorado ests,enjate con tu dama,y si llora tu rigor,mas que te llame su amorsu propio llanto te llama;que en tu retiro violentoy en tu repetido afn,cada lgrima es imndel yerro del sentimiento. Fernando: Saber quiero en conclusin,por qu en celos y amor tanto,se cree mejor al llantoque se cree a la razn?Don Luis: Con una evidencia admirala respuesta en puridad;el alma es una verdad,y el cuerpo es una mentira. l se ve, y ella, invisible,se deja amar, mas no ver,l falible puede ser,y ella ha de ser infalible. De manera, que en tal calma,aunque obligue otra pasin,como las lgrimas sonla retrica del alma,y en dos lneas o mitadeshabla en corrientes conceptosel alma a aquellos efectosque es fuerza que sean verdades. La lengua puede moversede amor, fingiendo el encanto,mas no cuando quiere el llantopuede a los ojos verterse. Luego si distingo yoque entre el dudar y el sentirsuele la lengua fingir,y nunca el llanto fingi,quin podr, aunque tenga enojos,dejar con indigna menguapor las dudas de la lengualas verdades de los ojos?Fernando Ya que al Prado hemos salido,con no ser hora de prado;y ya que el templo has dejadodonde estabas retrado,de San Jernimo, quierosaber cul la causa esde que tan confuso ests,tan suspenso y tan severo. Por qu andas asombrado?don Luis, qu te ha sucedido?Qu censo se te ha cumplido?Qu comeda te han silbado?Es, dime, Estrella tu dama?Estrella, digo, Seor,la que de tu vivo amorvuelve a habilitar la llama?Acaso la has encontradoo es que en este campo est?Dime, sabe Estrella yaque de Flandes has llegadoy que retrado esperas,porque con valor y suertea don Flix diste muerteantes que a Flandes te fueras?dime, ha de venir aqu?un mes no ha que has venido,y a tu tristeza rendidovives solamente en ti. Mas si acaso te molestalo que preguntado veo,recompense mi deseosiquiera con tu respuesta.

  • av Francisco de Rojas Zorrilla
    186,-

    Los aspides de Cleopatra. Francisco de Rojas ZorrillaFragmento de la obraJornada primera(Salen Irene y Lpido.)Irene: Cansado, Lpido, ests. Lpido: Irene, tngote amor. Irene: No te hiela mi rigor?Lpido: Desdenes encienden ms. Irene: Y los desaires?Lpido: Tambin. Irene: Confisote que es verdad,que a una grande voluntadla da sazn un desdn;si cae sobre amor, yo sientoque es el desaire donaire,mas no si cae el desairesobre un aborrecimiento. Y as pues tu engao ignoraque tu amor aborreclo que te encendi hasta aqute puede helar desde ahora. Lpido: Pues ya que saber merezcoque no me quieresIrene: Detn;no es que no te quiero bien. Lpido: Pues di, qu es?Irene: Que te aborrezco. Lpido: Ese extremo no es igual?Irene: Diferente viene a ser:una cosa es no querer,y es otra querer muy mal. Lpido: Y, en fin, me dices aquIrene Ya tu odo lo escuch. Lpido: Que no me has querido. Irene: No. Lpido: Y que me aborreces?Irene: S. Lpido: Con la amorosa pasinno pensarn mis agraviosque lo que hablaban tus labiosdictaba tu corazn. Mas la causa he de saberpor qu aborreces mi nombre.

  • av Francisco de Rojas Zorrilla
    186,-

    Lo que son las mujeres es un auto sacramental de Francisco de Rojas Zorrilla. Fragmento de la obraJornada primera(Salen Serafina y Rafaela.)Serafina: Llvenla luego a un convento,no ha de estar en casa una hora. Rafaela: Yo te confieso, Seora,que es justo tu sentimiento;pero aunque es doa Mateacon los hombres tan humana,es, en efecto, tu hermana. Serafina: Enamoradita y fea?Qu es esto?Rafaela: Templanza ten. Serafina; No quieres t que me asombresi en la vida ha visto hombre,que no le parezca bien?el chico, por lo donoso;el grande, por lo entallado;el puerco, por descuidado;el limpio, por cuidadoso;porque guarda, el miserable;por arrojado, al valiente;al que habla, por elocuente;al que calla, por loable:al cobarde, por templado;al hablador, por chistosoal tibio, por vergonzoso;por discreto, al mesurado;al vano, por presuncin;por constante, al importuno;Jams ha visto hombre algunoque no le cobre aficin. Pues en un convento veasu humanidad reprimida. Rafaela: SeoraSerafina: No vi en mi vidamas malas gracias de fea;lindas partes de adoradatiene mi tal hermanita;segundita, pobrecita,feita y enamorada;en un convento, es notorioque templar este deseo.

  • av Francisco de Rojas Zorrilla
    190,-

    Lo que queria ver el marques de Villena. Francisco de Rojas ZorrillaFragmento de la obraJornada primera(Salen el licenciado Cetina y estudiantes castellanos viejos, con espadas y broqueles, de noche.)Cetina: Vtor el dotor Bermdez!Estudiante I: Vtor Campos!Estudiante II: Vtor Campos!Estudiante III: Campos Vtor!Todos: Tor, vtor!Cetina: Vtor Ayllon!Estudiante I: Lugarazoes de Castilla la Vieja;de mal vino, pero caro. Estudiante II: Linda noche. Cetina: En Salamanca,y en invierno, de milagrohace buena noche. Estudiante III Y mspara quien no tiene lado. Voces (Dentro.): Vtor Mancha!Estudiante II: Mancha vtor!Cetina: Seores, por el Mercadoviene la Mancha. Estudiante II: A ajos huele. Estudiante I: Y a vino tinto. Cetina: Y no malo. Voces (Dentro.): Vtor san Clemente!Estudiante I: Este erael que ola. Todos: Vtor Campos!Cetina: Vtor Madrid!Estudiante II: Madrid no esMancha. Cetina: Seor Licenciado,aqu en Salamanca es Manchadesde Guadarrama abajo. Vtor Bermdez!Todos: Bermdezrevtor!Cetina: Ya hemos llegadoa su ventana. Todos: Tor! tor!Cetina: Quedo, que si no me engao,nuestro opositor pareceque a aquel balcn se ha asomado.

  • av Francisco de Rojas Zorrilla
    186,-

    La traicion busca el castigo. Francisco de Rojas ZorrillaFragmento de la obraJornada primera(Sale Mojicn huyendo de don Andrs, vestidos de soldados.)Don Andrs: O me tenis por menguado,o os parezco muy sufrido,hermano, os he recibidopor consejero o criado?Mojicn: Que agradezcas es raznque te he aconsejado bien. Don Andrs: Por qu ha de querer tambindiscurrir un berganton?Mojicn: Si moralic lealya te dejo tu albedro. Don Andrs: Moral me sois, hijo mo?A Granada a ser moral. Mojicn: Conmigo eres un Nern. Don Andrs: Idos. Mojicn: Que aquesto has de hacer?Don Andrs: Por ser Nern queris sermi Sneca, picarn?No os vais?Mojicn: No ests temerario. Don Andrs: Esto he de elegir por medio. Mojicn: No hay remedio?Don Andrs: No hay remedio. Mojicn: Pues cuenta, y venga el salario. Don Andrs: Pues que siempre obedeccuanto habis aconsejado,yo he sido vuestro criado,pagdmelo vos a m. Mojicn: Pues si airado y temerariodices que no has de pagar,vive Dios que he de cobraren consejos mi salario. Don Andrs: Pues yo no me he de burlarsi ms consejos dais vos,y os juro tambin a Diosque no os tengo de pagar.

  • av Francisco de Rojas Zorrilla
    176,-

  • av Francisco de Rojas Zorrilla
    160,-

  • av Francisco de Rojas Zorrilla
    170,-

  • av Francisco de Rojas Zorrilla
    186,-

    En Entre bobos anda el juego Francisco de Rojas Zorrilla presenta a Isabel camino de Toledo, donde la espera su futuro marido, el extravagante don Lucas. Don Pedro, discreto primo de este, reconoce en ella a cierta dama. De noche, en un meson encuentran a don Luis, pretendiente frustrado de Isabel, a Alfonsa, ridicula hermana de don Lucas, y a don Antonio, padre de Isabel. Deshechos los malentendidos, Lucas acepta que Isabel se case con don Pedro y Alfonsa con don Luis. Entre bobos anda el juego es el modelo supremo de la "e;comedia de figurn"e;: la caricatura del provinciano grotesco que aspira a una promocin social mediante un matrimonio que piensa alcanzar por su riqueza.

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