Om 1954 El origen de la tragedia guatemalteca
Llegué tarde a casa, cansado, muy confundido. Los vi iluminados en la oscuridad de la noche por una gran fogata: estaban quemando libros, papeles, fotografías; en el centro del fuego los todavía compactos paquetes de las revistas que llegaban desde la URSS, para que el Partido las distribuyera. Mi padrastro me dijo: -Esto está de la chingada. ¿Ya supo usted que renunció Árbenz? -Sí -mi madre se quejaba: - Cabrones libros; no se queman. Me fui a la cama y caí como piedra, en un sueño profundo. No oí la radio. Seguramente lo supe al día siguiente, pero lo olvidé durante cuarenta y cinco años. Esa noche, mi madre y mi padrastro lo escucharon, como casi todos los guatemaltecos que sintonizaban la "radio clandestina" fui condenado a muerte por el "movimiento de liberación nacional" en su primer comunicado "oficial".
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