La Musa que no se quedó

Aunque uno no quiera enamorarse, el destino tiene sus propios planes. Justo cuando disfrutas de una existencia tranquila y productiva, llega una mujer que pone tu mundo de cabeza y tu vida no vuelve a ser la misma. Nadia sólo coincidió en mi mundo 20 meses, con prolongadas ausencias intercaladas, pero su impacto me fue determinante, incluso años después de haberse ido. Ciertamente su influencia no fue la que anhelaba, pero sí sacudió mis prioridades y cambió mi forma de ver las relaciones. No todas las historias de amor tienen un final feliz, que es el caso con este libro, sin embargo, con el paso del tiempo, uno va descubriendo valiosas enseñanzas, el cual fue mi caso y espero que esto le pueda servir a alguien más o, por lo menos, que se entretengan al leer esta historia.