Om No les guardo rencor, papá
Como ya es habitual en los textos de René Rodríguez Soriano, la musicalidad de su prosa y ese ritmo sutil y vertiginoso con el que va envolviéndolo todo, en No les guardo rencor, papá, de nuevo nos invita a vivir momentos y lugares que, aunque por circunstancias de la vida, estuvieran lejos en el tiempo y el espacio terminarían pareciéndonos tan cercanos y tan nuestros, como si hubiéramos estado allí.
Como en un fresco coral y a viva voz, un niño de esos que sueñan despiertos y ven más allá de donde la gente normal alcanza a ver; una joven que desde hace tiempo puso a buen recaudo sus muñecas y su cajita de música; y un joven que, junto a otros de sus compañeros universitarios, siente que fuera de los libros late una nación, un pueblo, un sentimiento que está a punto de develar las garras de la ignominia y el oscurantismo, dan carne y alma a una historia que lo desestabiliza todo y se cuenta, a la vez que denuncia y anuncia nuevas formas para contar la historia de una historia.
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