Om Revelaciones Sobre Blanca
Como no sabían nada de ella, ni siquiera cómo era su nombre en árabe; la llamaron a semejanza de una montaña negra. La elección resultaba ser un gran error y no podía ser peor, porque todo el mundo hablaba de su hermosura y belleza. Aquellos que estaban de viaje, no perdían ocasión para admirarla. A su vez, y de alguna forma, ella era su admiradora. No bastaba que su nombre estuviera en boca de todos, ya que era venerada en los corazones de una multitud de ilustres personajes.
Y en efecto, ¿Cómo podía olvidarse quien le hubiere visto, de aquella hermosa y noble presencia divina? Su intensa vitalidad se manifestaba por una emanación deslumbrante de luz; expresión privilegiada de la vida. Ese haz de luz de una intensidad indescriptible, era conocido por todos los transeúntes; a tal punto de llegar a considerarlo un signo de la soberanía divina.
Desde el principio, los visitantes se dieron cuenta de que ella era algo especial.
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