Vida de compromiso

Descubre la belleza en lo cotidiano, la profundidad en lo humano, y la inmensidad en lo sencillo. Queridos lectores, en estas páginas, no encontrarán hazañas épicas, sino la autenticidad y la calidez de las experiencias que tocan el alma y nos dejan sin aliento.A través de las voces de hijos, amigos y estudiantes, les invito a adentrarse en el mundo de Rosa Rodríguez de Tapia, mi madre, una mujer cuya vida fue un testimonio de entrega absoluta a la noble misión de enseñar. En el santuario de su escritorio, en la escuela Hipólito Pérez Tello, reposaba una cita del ilustre José Ingenieros: El maestro que no cumple con el sagrado deber de enseñar, le causa un daño irreparable a la sociedad que le confió su porvenir.Creo firmemente que los pequeños acontecimientos humanos pueden superar en importancia a las grandes gestas, pues su calidez y sencillez encierran un significado de vida inigualable.Mi memoria, aunque imperfecta, se erige en un puente entre el pasado y el presente, un punto de conexión que se nutre de los recuerdos que brotan espontáneamente en mi mente. Son recuerdos que emanan desde lo más profundo de mi corazón, tejiendo la esencia misma de este testimonio. En mis palabras y en el silencio, encuentro la voz de mi madre, quien nos enseñó que, en ocasiones, el silencio es la respuesta más sabia.Con humildad y gratitud, les ofrezco esta semblanza que hoy se erige en prueba irrefutable de una vida marcada por el compromiso, el amor y la entrega. Permitan que estas palabras les conduzcan por el sendero luminoso de una existencia dedicada a la noble causa de educar y amar.