Om FLAVIO
La verdadera patria del hombre es el mundo entero.
Allí donde respire aire y libertad, allí donde pose con seguridad su planta, allí es el reino de un alma libre, allí su amada patria, el lugar bendecido, la tierra santa, que puede regar con el sudor de su frente.
¿Por qué detenerme un instante más?
Un mismo sol, ¿no da vida y calor a todo el universo?
Adiós, pues, lugares a quien no amo.
Casa que me ha visto nacer.
Jardín en donde por primera vez aspiré el aroma de las flores.
Fuentes cristalinas, bosque umbroso, en donde gemía el viento en las tardes del invierno, prado sonriente bañado por el primer rayo del sol, ¡adiós!
Adiós, tranquilo hogar, techo amigo, sobre el cual han rodado tantos huracanes sin arrancar una sola hierba de esas que nacen solitarias y solitarias mueren, en las grietas que forman una y otra pizarra desunidas.
Yo me ahogo en las blancas paredes de tus habitaciones mudas y sin ruido.
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