Om LA VENGANZA DE TAMAR
AMÓN: Quitadme aquestas espuelas y descalzadme estas botas.
ELIAZER: Ya de ver murallas rotas, por cuyas escalas vuelas, debes de venir cansado.
AMÓN: Es mí padre pertinaz; ni viejo admite la paz, ni mozo quita del lado el acero que desciño.
JONADAB: De eso, señor, no te espantes quien descabezó gigantes y comenzó a vencer niño, si es otra naturaleza la poderosa costumbre, viejo, tendrá pesadumbre con la paz.
ELIAZER: A la grandeza del reino que le corona por sus hazañas subió.
AMÓN: No soy tan soldado yo cual de él la fama pregona. De los amonitas cerque David su idólatra corte; máquinas la industria corte con que a sus muros se acerque; que si en eso se halla bien porque sus reinos mejora, más quiero, Eliazer, una hora de nuestra Jerusalén, que cuantas victorias dan a su nombre eterna fama.
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