Om NO LE ARRIENDO LA GANANCIA
ESCARMIENTO Compré de los desengaños, que son mercaderes viejos, en la feria de los daños, una tienda de consejos, con dinero de mis años; que estas canas que maltrata la vejez, que los pies ata, y el temor temblando empuña, son reales que el tiempo acuña, pagando a la muerte en plata. Vuestro padre, Entendimiento, a quien tengo por señor, haciendo con él asiento en el libro del Temor, por ver que soy Escarmiento, quitando a la Confianza, vuestro regalo y crianza, como en vuestras medras vela, pupilaje os dio en mi escuela donde hay letras y hay labranza. Que aquí por más que presuma de sus libros el letrado, muestra la experiencia, en suma, que entre surcos del arado, caben surcos de la pluma. Encomendóme su hacienda vuestro padre y su encomienda aceté, con fundamento de que siempre el escarmiento pone al desatino rienda.
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